Liderazgo delegar

Entre las características de una buena gestión del negocio está saber delegar, es decir, confiar en las habilidades, experiencia y responsabilidad de las personas a nuestro cargo para realizar las labores que se les encomiendan, con la seguridad de obtener buenos resultados  en el tiempo establecido. Que un directivo o gerente trate de hacerlo todo e intervenga constantemente en el desarrollo de las tareas que realiza comúnmente el personal, no ayuda a mejorar el trabajo ni a lograr una mayor productividad. Una gestión eficiente no requiere de un control excesivo sobre el equipo de colaboradores, pero sí de una información asertiva acerca de las labores que cada quien debe asumir en la empresa, usando racionalmente los recursos disponibles. Igualmente, es indispensable la motivación adecuada de todos quienes hacen vida en la compañía para lograr el éxito.

Delegar, la mejor estrategia del líder

Un buen líder conoce los beneficios de compartir responsabilidades con su equipo de trabajo. Sabe que una gestión eficiente del tiempo no implica necesariamente eliminar tareas, sino delegarlas apropiadamente. Entiende que la vida de la empresa depende del desempeño proactivo de las personas que la integran. 

En este sentido, la estrategia de delegar tareas debe apoyarse en el manejo de una información precisa sobre las capacidades y actitudes del personal, incluso antes de contratarlo.

Asimismo, está comprobado que delegar responsabilidades es uno de los mejores recursos para la motivación de las personas que conforman una organización. Incluso, confiar gradualmente tareas más retadoras a quienes demuestran capacidades y actitudes, brinda oportunidades de desarrollo profesional a los colaboradores, alivia más la carga de trabajo de los directivos y ayuda a lograr los objetivos del negocio en menos tiempo.

Aprender a delegar y a evitar el control excesivo

Para el directivo que ha estado manejando su empresa con criterios muy convencionales resulta difícil adaptarse a los enfoques de gestión contemporáneos. Las tareas de desaprender -para librarse de la obsesión por ejercer el control excesivo- y aprender a confiar más en las habilidades y responsabilidad de las personas requiere de voluntad y reconocimiento de las propias limitaciones. Sin embargo, ayuda mucho tomar acciones como las siguientes:

  • Aplicar un atractivo Employer branding. Se trata de una valiosa herramienta que además de incrementar la fidelidad y compromiso del personal activo, ayuda en la atracción del mejor talento para incorporarlo a la empresa. En este caso, deben potenciarse la solidez de la compañía y su capacidad de brindar oportunidades de desarrollo profesional como atributos de la marca.
  • Gestionar el talento por competencias. No está de más reiterar sobre la conveniencia de poner en práctica este criterio de gestión que ayuda tanto en la selección del talento humano idóneo como en la asignación de  cada puesto de trabajo, de acuerdo a las tareas y responsabilidades que le serán conferidas a cada una de las personas contratadas.
  • Desarrollar la asertividad y la empatía. Saber delegar responsabilidades forma parte de las habilidades imprescindibles de un buen líder y para eso es fundamental ser asertivo, es decir, expresar con claridad a las personas que trabajan en la empresa, qué es lo que se espera de ellas y cuáles son las tareas que deben realizarse para cumplir los objetivos del negocio. Asertividad implica dirigirse al trabajador con respeto, utilizando el tono de voz y la actitud adecuados. Al mismo tiempo, es indispensable cultivar la empatía, para comprender las circunstancias, necesidades y expectativas de los colaboradores, para que estos se sientan escuchados y tomados en cuenta, lo que allana el camino a la comprensión y al cumplimiento de las instrucciones recibidas.
  • Asesorar, más que ejercer control. Compartir los conocimientos es una de las habilidades más difíciles de encontrar en un mánager, pero es una facultad que puede desarrollarse con paciencia. Cuando los trabajadores reciben claramente la información sobre las tareas que deben realizar y al mismo tiempo se les imparten sugerencias para cumplirlas más rápido y con mejores resultados, los beneficios en materia de productividad y ahorro de tiempo no se hacen esperar.
  • Seguimiento y evaluación. Una de las tareas fundamentales del mánager es mantenerse atento al trabajo de su equipo para evaluarlo y corregir a tiempo posibles fallas. Esto no significa sacar al colaborador de su puesto para hacer uno mismo las labores. Del mismo modo, es necesario reconocer el aporte de los trabajadores cuando los resultados obtenidos satisfagan o superen las expectativas.

Delegar aumenta la productividad

Aunque en algunos aspectos implique reiterar, es necesario hacer un resumen de los beneficios que genera el saber delegar responsabilidades a los colaboradores de la empresa. Estas ventajas favorecen tanto a los directivos como a los trabajadores.

Al delegar tareas adecuadamente, el directivo gana más tiempo para atender prioridades adecuadas a su nivel; al mismo tiempo, alivia su carga de trabajo y puede conocer las capacidades reales de cada trabajador para brindarle la motivación adecuada. Todo esto facilita el desarrollo de sus habilidades de liderazgo.

Por otro lado, el colaborador que tiene una información precisa sobre las responsabilidades que le han sido asignadas, ejecuta sus tareas con mayor precisión. Además, su motivación es más alta, dada la confianza que la dirección ha puesto en él. Esto le permite identificar sus oportunidades de crecimiento profesional e incrementa su eficiencia y sentido de trabajo en equipo.

Para finalizar, debemos señalar que todos los aspectos abordados en este post nos permiten entender que la habilidad de delegar responsabilidades no sólo es importante para desarrollar el liderazgo, sino también para garantizar la productividad y el éxito del negocio.