La digitalización de la gestión de activos se ha consolidado como una palanca esencial para optimizar costes, elevar la competitividad y garantizar la continuidad operativa en entornos industriales cada vez más exigentes. Sin embargo, el retorno real de estas iniciativas sigue siendo limitado en muchas organizaciones. La razón no está en la tecnología, sino en la capacidad de alinear sus capacidades con los objetivos estratégicos y en integrar a las personas en ese proceso.
Durante el encuentro “Estrategias digitales para optimizar costes, maximizar el rendimiento de los activos y aumentar la competitividad”, Bas Beemsterboer, Director of Sales Strategy de Hexagon, subrayó que el éxito de cualquier transformación digital depende de traducir el potencial tecnológico en valor tangible para la organización. Esto exige conectar las decisiones digitales con la visión corporativa y asegurar que los beneficios impacten desde la planta de producción hasta la dirección ejecutiva.
Carles Caminal, Senior Account Executive de Hexagon, por su parte, puso el foco en la importancia de una gestión transversal de la información y los perfiles estratégicos capaces de conectar áreas tradicionalmente aisladas como IT, producción o comercial. “Si la estrategia no se comunica a todos los niveles y no se articula entre áreas, se corre el riesgo de digitalizar ineficiencias ya existentes con herramientas nuevas”, alertó. La clave está en disponer de profesionales con visión holística que garanticen la coherencia y el aprovechamiento real de las capacidades digitales en toda la cadena de valor.