En 2023, la distribución alimentaria europea enfrentó desafíos debido a la inflación, que llevó a los consumidores a ajustar sus hábitos de compra para controlar el gasto. Esto resultó en una disminución en el volumen de ventas y un cambio hacia productos de gamas más bajas. Como consecuencia, el crecimiento de las ventas en el sector fue menor que la inflación alimentaria, con un aumento del 8,6% frente al 12,8% de inflación promedio en Europa.
Pese a este contexto desafiante, los supermercados españoles destacaron con una caída mínima del 0,4% en volumen de ventas y un crecimiento del 10,1% en valor, siendo los líderes en Europa.
En 2024, McKinsey identifica oportunidades para mejorar la facturación en la distribución alimentaria, destacando la importancia de ajustar las ofertas para satisfacer las necesidades de consumidores polarizados. Esto implica equilibrar precios asequibles con productos de valor añadido, optimizando el surtido para reducir costos.
Además, los supermercados deben fortalecer sus marcas propias y responder a la creciente demanda de productos saludables y listos para consumir. Adaptarse a las diferencias locales en confianza y hábitos de consumo también será clave para ganar cuota de mercado.
Para impulsar la eficiencia, se deben realizar esfuerzos adicionales en el rediseño de operaciones, optimización de cadenas de suministro y renegociación de contratos de alquiler. Finalmente, McKinsey resalta el potencial del retail media como una oportunidad para aumentar beneficios en 2024, enfatizando la importancia de actuar rápidamente en este frente.
Fuente: Food Retail
