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En España, la presencia de marcas blancas está en constante ascenso, desplazando a los fabricantes tradicionales en los lineales de las tiendas. Este cambio se debe al aumento de precios y al hecho de que casi la mitad del mercado está dominado por estas marcas genéricas, lo que lleva a todas las cadenas de distribución a fortalecer sus propias marcas en detrimento de los productos de los fabricantes.

Según los datos de Kantar Worldpanel, las marcas blancas están ganando terreno tanto en cadenas con una presencia histórica fuerte, como Mercadona, Lidl, Aldi o Dia, como en aquellas donde su presencia era menor, como Carrefour, Alcampo, Eroski, El Corte Inglés e incluso el Grupo Ifa. Los grandes fabricantes reconocen este fenómeno y advierten que están siendo expulsados del mercado para dar paso a las marcas de las cadenas de distribución.

Por ejemplo, en Lidl, las marcas blancas representan el 81,9% de las ventas totales, mientras que, en Mercadona, Hacendado y otras marcas propias ya constituyen el 74,5% del negocio. Este dominio de las marcas blancas en las principales cadenas deja poco espacio para el crecimiento de los fabricantes.

El problema se extiende más allá de las principales cadenas, ya que marcas como Aldi y Dia también están experimentando un aumento significativo en la participación de sus propias marcas en las ventas. Incluso en cadenas donde la presencia de marcas blancas era limitada, como Consum, Carrefour o Eroski, están creciendo rápidamente.

Los fabricantes acusan a los supermercados de expulsarlos del mercado mediante prácticas de competencia desleal, como aplicar márgenes comerciales más altos a sus productos, lo que encarece sus precios y dificulta su acceso a los consumidores. Esto ha llevado a una reducción significativa en la variedad de productos en los lineales de supermercados y ha impedido la llegada de nuevas innovaciones.

Como consecuencia de esta situación, los fabricantes están cerrando fábricas y se está destruyendo empleo, lo que también contribuye a una subida de precios. Mientras tanto, la distribución insta a los supermercados a ajustar sus márgenes para bajar los precios y así impulsar las ventas y el consumo, aunque la industria alimentaria se muestra reacia a esta medida debido al encarecimiento de los costos que ha experimentado en los últimos años.

Fuente: Eleconomista.es