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En octubre de 1973 una ofensiva de los países musulmanes sobre territorio israelí provocó la guerra del Yom Kipur (Día de la Expiación, el día más sagrado del judaísmo) entre Israel, Siria y Egipto, y dicha guerra, provocó una serie de consecuencias en cadena.

Los países de la OPEP toman parte en la crisis, recortando la producción de petróleo de forma drástica y como medida de presión, deciden embargar a los países que se posicionaron a favor de Israel en la guerra y durante la crisis ocasionada por todo ello.

Alejandro Ribas, socio de Acfyd Análisis ahonda en la situación actual de la economía y destaca que además de los condicionantes externos, la evolución dependerá mucho de la toma de decisiones y de la altura de los dirigentes que se encarguen de… Clic para tuitear

Hablamos de una época en la que los países eran muy dependientes del petróleo, mucho más que en estos días, con consumo generalizado y sin alternativas inmediatas.

Consecuencia: El precio del petróleo se dispara, se multiplica por 4, se producen problemas muy graves de suministro energético durante los seis meses que dura el embargo, y la subida de precios se traslada a los precios en general, provocando altas tasas de inflación y estancamiento de la economía, la temida estanflación, palabro que no se creó para definir las consecuencias de esta crisis, pero que sí que tiene en esta crisis a su principal ejemplo.

Si tomamos EEUU como referencia, en el gráfico adjunto vemos que el PIB no se recupera hasta 1976, y la inflación mantiene una bajada escalonada a lo largo de los siguientes años.

El principio de acción y reacción nos dice que “cuando un cuerpo actúa sobre otro realizando una fuerza, el segundo realiza una fuerza igual y opuesta sobre el primero”, por lo que a consecuencia de todo lo anterior, se sentaron las bases de la economía del último cuarto del siglo XX, sobre todo en materia energética, donde los países redefinieron su mix, apostando por energías complementarias que disminuyeran la dependencia excesiva del petróleo. Ejemplo: Francia y su apuesta por la energía nuclear.

Trasladado a nuestros días, no podemos achacar que todo venga de la Guerra de Ucrania, sino que la guerra está actuando como catalizador de todo ello, pero está claro que la economía estaba dando síntomas de gran estrés a consecuencia de toda la crisis pandémica desde hacía tiempo.

Sólo hay que repasar noticias del año pasado para ver los precios elevados de la energía, completamente fuera cualquier previsión, creando una situación, ya en ese momento, de difícil gestión y de complicada solución, tan difícil que fue la semana pasada cuando se pudo acordar una posibilidad que liberase un poco las tensiones a nivel España-Portugal, con su ya famosa “Excepción Ibérica”.

Los analistas parecen tener claro que el escenario, además de inestabilidad, nos va a traer un contexto macroeconómico tenso y de gestión muy complicada, teniendo, cada vez más claro un escenario de estanflación que similar al de la crisis de 1973.

Si refrescamos la manera en que se salió de la crisis, y por no atormentar con lecciones históricas de las que no somos especialistas, me quedo con varios puntos:

  • La salida de la crisis fue muy lenta. Cada vez hay más especialistas que, con distancia, consideran la crisis en España para un rango de fechas de 1973-1985 (uniéndola a la de finales de los 70)
  • La crisis convirtió varios problemas en estructurales:
    • La inflación tardó más en bajar a niveles lógicos o aceptables que en el resto de países de Europa Occidental
    • El elevado desempleo se quedó como dato identificativo del mercado laboral español

Está claro que, como con casi todo, para poder analizar esta crisis actual, esta “tormenta perfecta”, con más objetividad, necesitamos verla con distancia y no desde el ojo del huracán. Antes de nada, y más allá de las consecuencias económicas, la invasión de Ucrania debe acabar y, a partir de ahí, conseguir una estabilidad geopolítica que pueda mantenerse en el medio plazo. A partir de ahí empezaría el contador a correr.

Sí que debemos entender que todo va a suponer un coste. A modo de ejemplo, la crisis del petróleo provocó que Nixon redujera el límite de velocidad a 90km/h en 1974, o que en Reino Unido se redujera la semana laboral a 3 días, o se prohibiera iluminar escaparates (Fuente: Verónica Lechuga – elblogsalmon.com)

El escenario actual ya revela altas tasas de inflación, que van a crecer, y revisiones continuas en los niveles de crecimiento económico, y visto el precedente, además de los condicionantes externos, dependerá mucho de la toma de decisiones y de la altura de los dirigentes que se encarguen de liderar todo ello.

Por Alejandro Ribas, socio de Acfyd Análisis

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