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El actual entorno de cambio tecnológico y social plantea un reto a los CIO: deben combinar de inmediato la innovación empresarial y cultural con las operaciones diarias. Esperar hasta 2026 para empezar a hacerlo generará una brecha insuperable frente a quienes actúen ahora.

El contexto de cambio tecnológico y social en el que nos encontramos plantea un reto a los CIO: deben simultanear, desde ya, la innovación empresarial, es decir, la innovación más allá del progreso tecnológico y aquella que atañe a la cultura organizacional con la operativa del día a día. Y es que, a pesar de la caracterización del CIO moderno como líder y estratega empresarial, muchos de ellos siguen dedicando la mayor parte de su tiempo a cuestiones técnicas. Es decir, un gran número de líderes de TI se centran más en la gestión de la seguridad y en mejorar las operaciones y rendimiento de los sistemas de TI que en actividades estratégicas y de primera línea.

De hecho, datos de un informe sobre el ‘Estado del CIO 2023 de CIO.com’ destacan que las principales responsabilidades que reconocen estos ejecutivos del sector tecnológico son, en un 47% de los casos, la gestión de la seguridad y la mejora de las operaciones de TI, y en un 40%, el rendimiento de los sistemas.

Liderazgo disruptivo para impulsar la innovación empresarial antes de 2026

Sin embargo, según apunta Carme Castro, CEO de Kainova, ingeniera informática y coach empresarial el dato destacable es el puesto al que relegan el impulso a la innovación empresarial, la identificación de oportunidades de diferenciación competitiva y el trabajo en la estrategia empresarial, que sitúan en la mitad inferior de las 10 principales actividades de los CIO en 2023. Y posponen hasta el 2026 el situar su tarea de impulsar la innovación empresarial, como su prioridad número uno.

“Si esperan al 2026, cuando quieran empezar esa innovación empresarial el mercado habrá avanzado lo suficiente como para haber creado una brecha, que será cada vez mayor, entre los que empiezan ahora y los que esperen 3 años para hacerlo. Una brecha muy difícil de superar. Y es que, no tomar medidas, o posponerlas, cuando el entorno es tan cambiante y evoluciona tan rápidamente significa dejar al azar la evolución de nuestra cuenta de resultados, rentabilidad y competitividad”, añade Castro.

Y es que, cuando los CIO posponen la priorización de la innovación empresarial, es probable que no tengan una visión clara de la dirección de la empresa o que se enfrenten a desafíos operativos que consideran más apremiantes que la integración de la innovación en sus procesos más allá de la tecnología. Por lo que, la solución para abordar su situación radica en adoptar un liderazgo disruptivo.

Esto se debe a que los líderes disruptivos, explica Castro, están capacitados para equilibrar las operaciones diarias y mejorar su eficiencia mientras introducen innovación de manera simultánea. Líderes que inspiran, visionan, innovan y son capaces de transformar a sus equipos y organizaciones de acuerdo con cada nueva opción que el progreso les brinde. Por lo que, como líderes, es fundamental que los CIO comprendan, por un lado, que la innovación trasciende la esfera tecnológica, y por el otro, que la innovación tecnológica es esencial en la estrategia actual para desarrollar nuevos productos y servicios, optimizar la eficiencia operativa y permitir que el talento humano aporte soluciones más efectivas a los desafíos contemporáneos.

CIO: Palanca de transformación en la cultura de la organización

Como líderes, los CIO tienen que comprender – al igual que el resto de los líderes de otras áreas de la empresa – que en el nuevo escenario adquieren el rol de palancas de transformación en la cultura de la organización. En este sentido, los CIO deberán adoptar una perspectiva tecnológica que contribuya al crecimiento del negocio, lo cual implica una visión estratégica desde el principio. “Esta visión estratégica debe estar en sintonía con el CEO, el área de Talento y, además contar con las herramientas para ser palanca de transformación en la cultura de la organización en su totalidad, y no solo en su propio equipo o departamento”, añade Castro.