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Hoy en día, y cada vez más, el factor humano en la organización encuentra en la inteligencia emocional un recurso de gran valor para su desarrollo continuo. En este artículo te descubrimos las causas de esta influencia, y cómo abordarla para una correcta gestión del talento en tu negocio.

Inteligencia Emocional, Talento y Futuro, por Juan Carrión Maroto Clic para tuitear

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Howard Gardner sentó las bases de lo que, más tarde, Goleman denominó Inteligencia Emocional, que constaría de la unión de la inteligencia intrapersonal e interpersonal (dos de las siete célebres inteligencias propuestas por Gardner en su teoría de las inteligencias múltiples).

Para Goleman, la inteligencia emocional se define como la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. Además considera que la inteligencia emocional se clasifica en cinco capacidades fundamentales:

  • Conocer las emociones y sentimientos propios
  • Reconocerlos
  • Manejarlos adecuadamente
  • Definir la propia motivación personal
  • Contar con la capacidad de manejar las relaciones de forma óptima.

Inteligencia emocional y su relación con el talento


Juan Carrión Maroto
Profesor de ICEMD, el instituto líder en formación digital de ESIC

Pero, ¿cómo definimos talento? y ¿cómo se relaciona con la inteligencia emocional? Podríamos decir que el talento va más allá del conocimiento y la inteligencia (entendida de forma clásica).

De hecho, todos conocemos ejemplos cercanos de personas con un gran nivel formativo e inteligencia que no logran desarrollar ningún talento real a lo largo de su vida.

Podríamos decir que el talento es un potencial formado por aptitudes y actitudes que pueden aparecer y evolucionar o no en el individuo. Además, el talento está íntimamente ligado a la inteligencia emocional, y consta de un conjunto de destrezas extraordinarias para llevar a cabo satisfactoriamente una determinada actividad.

Es importante apuntar que las aptitudes se relacionan con conocimientos y capacidades, mientras las actitudes se asocian con cosas más intangibles como la autoimagen, los valores, los rasgos de personalidad y los motivos (puntos clave de la inteligencia emocional)

¿Pero qué solemos entender por talento en el ámbito organizativo? De lo que cada vez estamos más seguros es de que el talento no se compone solamente de capacidades duras (conocimientos técnicos).

El talento también se relaciona con capacidades blandas (competencias o habilidades interpersonales e intrapersonales) que tienen mucho que ver con la inteligencia emocional. Pero además, es habitual incluir más aspectos en el concepto de talento, como la responsabilidad y la acción (eso sí, todo dentro de un contexto que permita que el talento florezca).

En definitiva, el talento es capacidades (duras y blandas), compromiso y acción dentro de un contexto.

Inteligencia emocional y el desarrollo del talento

Esto implica que para desarrollar el talento de las personas hay que cuidar sus capacidades (formación, desarrollo…), crear relaciones basadas en el compromiso mutuo (la preocupación mutua).

Además, es necesario que pasen a la acción lo antes posible (proyectos y responsabilidades reales y prácticas) y no olvidarse de generar un contexto de trabajo atractivo y retador (junto a una dirección, una cultura organizativa y un clima laboral sano).

Para finalizar, un reflexión: Es evidente que estamos en un entorno absolutamente disruptivo, al que desde hace tiempo denominamos VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo), en el que la supervivencia empresarial se torna más difícil cada día.

En este entorno, aparecen continuamente enormes Cisnes Negros (sucesos extremos, desconocidos y aparentemente muy improbables) y proliferan empresas capaces de romper las reglas de juego de forma absolutamente pasmosa.

Un entorno realmente exigente que nos pone frente a tremendos desafíos adaptativos de todo tipo y que nos exige explorar nuevas alternativas estratégicas.

En ese entorno, los cambios tecnológicos irrumpen uno tras otro sin dejarnos un momento para pensar en la importancia de las personas en esta nueva realidad.

Si una organización no es capaz de desarrollar continuamente el talento y la inteligencia emocional de las personas que trabajan en ella, perderá competitividad en breve

En el contexto actual, la tecnología es condición necesaria pero no suficiente para el éxito, hay que tener muy claro que la tecnología necesita talento y que sin talento no hay futuro…

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